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RISK IN CONTEXT

Industria 4.0

Martes, 04 Junio 2019

Siempre recordamos una premisa de vida, existo y por tanto estoy expuesto a riesgos. Obviamente el paso del tiempo y la situación actual en el mundo hace que esta premisa cobre otra importancia. Lo mismo que hace unas décadas una operación quirúrgica podía entrañar un alto riesgo, hoy en día se ha reducido considerablemente y el peligro actual está en el aire que respiramos a diario o en la calidad de la comida que consumimos.

No hay que posicionarse en escenarios alarmistas pero si hay que ser conscientes tanto de la intensificación de los riesgos globales como de la aparición de nuevos y que los intentos por mitigar ciertos riesgos pueden dar lugar a la aparición o incremento de otros. La llegada de la Cuarta Revolución Industrial es el exponente.

Las tensiones geopolíticas y geoeconómicas están aumentando entre las principales potencias del mundo. Según los analistas, estas tensiones se han traducido en muchos casos en riesgos globales macro-económicos como alta concentración de deuda, desaceleración en China, modificación de las relaciones comerciales, incremento en las tasas de desempleo o posible estancamiento de ciertas economías.

La Encuesta de Percepción de Riesgos Globales, que cuenta con la participación de más de 1.000 expertos y cuyos resultados se presentan en el Foro Económico Mundial anualmente, indica claramente que este año siguen teniendo una gran importancia los riesgos ambientales.

La preocupación por el clima extremo es importante pero aún es más el fracaso de la política medio-ambiental mundial, sin políticas claras de adaptación al cambio climático o más bien inacción climática. La pérdida de biodiversidad ya está afectando a la cadena alimenticia humana, con las consecuencias que podrá tener sobre la salud y el desarrollo socio-económico.

A todo lo anterior que hay añadir la situación vulnerable del nivel del mar por efecto continúo del cambio climático. El Banco Mundial ya ha confirmado que la concentración en grandes urbes costeras es un riesgo real. Riesgo sobre el que ya se está trabajando en varios frentes, entre los que se incluyen los grandes proyectos de ingeniería para contener el agua, como en Rotterdam o en Jakarta. Sin olvidar que 24 grandes puertos de Oriente Medio y 19 del Norte de África están totalmente expuestos.

Pero obviamente los riesgos tecnológicos han ocupado un una posición muy destacada. Se menciona el aumento exponencial en la dependencia de la conectividad, tanto en el plano laboral como personal, el fraude de datos, la pérdida de privacidad institucional o los constantes ataques cibernéticos que son perpetrados para todo tipo de fines.

En el citado Foro Económico Mundial de Davos, también se presentó otro informe relacionado con la competitividad por países, que sitúa a España en el puesto 26 frente a 140 países. En cuanto al PIB, España se encuentra en la posición 15, pero hay otros factores relevantes que provocan la caída del índice de competitividad:

-       Productividad vs. Salarios (102)                     - Educación (37)        

-       Mercado laboral (68)                                      - Tiempo inicio negocio (81)

No obstante, España está en el tercer puesto en esperanza de vida o en la décima posición en infraestructuras por la conectividad por carretera (3) y aeroportuaria (8).Otros factores a considerar son penetración tecnológica (21), innovación (25) o mercado productivo (34).

El análisis de riesgos presentado en el Foro Económico Mundial, en el cual Marsh es socio estratégico, tiene ciertos paralelismos con el informe elaborado por Global Maritime Forum, IUMI y Marsh que recoge los temas que más inquietan y que probablemente tengan mayor impacto en la industria marítima global.

Claramente se considera que las cuestiones económicas impactarán en el futuro del transporte marítimo vía crisis económicas globales, fluctuaciones en el precio de la energía o cambios en el modelo de las relaciones comerciales entre los países y las grandes corporaciones.

No obstante lo anterior, el riesgo que tiene más probabilidades de ocurrir es otro distinto, los ciberataques y el robo de datos. La industria marítima no siente estar preparada para enfrentarse a estas situaciones, tanto por las vías de propagación en constante evolución como por la sofisticación de los ataques.

El sector marítimo, con la digitalización, automatización de procesos e interconectividad, entre otros aspectos, se encuentra expuesto a estos ataques. La tecnología digital encierra grandes oportunidades pero también amenazas.

El informe de Monitorización de Riesgos Marítimos indica que a corto plazo esos riesgos son big data, blockchain technology e internet of things. Sin embargo a largo plazo se habla de la inteligencia artificial o la tecnología para buques autónomos no tripulados.

Por eso, los expertos en ciberriesgo de Marsh recomiendan que se realice un análisis detallado de las posibles amenazas y vulnerabilidades a las que se enfrenta cada empresa para que después, una vez conocidas las probabilidades de ataque o donde podría constituir un objetivo, se desarrolle un plan de protección que deberá actualizarse constantemente.

Además de estos riesgos, la industria marítima no es ajena a los problemas derivados del cambio climático. Siempre ha estado en el ojo del huracán debido, entre otros aspectos, a la amenaza por contaminación del medio marino derivada del vertido de hidrocarburos, el impacto de los megacruceros o la capacidad de los motores marinos de emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Las regulaciones del sector en materia de emisiones son pioneras y muy relevantes por lo que conllevan en tiempo e inversión económica. La más cercana en el tiempo, prevista a partir del 1 de enero de 2020, es la impulsada por la Organización Marítima Internacional a través de MARPOL, imponiendo el cumplimiento de una regulación relativa al contenido de azufre en los combustibles marinos.

El empleo de fuentes de energía alternativas, como el gas natural licuado, o la instalación de scrubbers para reducir las emisiones al porcentaje acordado son algunas de las alternativas que está actualmente trabajando el sector.

Desde Marsh hemos alertado del denominado “Sulphur Conumdrum” por las consecuencias y conflictos que pueden generarse con el Estado de bandera, Sociedades de Clasificación, Autoridades Portuarias o con las Compañías Aseguradoras y Clubes de P&I, entre otros, derivados de un incumplimiento de esta normativa.

Pero esta normativa no termina ahí sino que la Organización Marítima Internacional ha adoptado una estrategia para que la industria reduzca estas emisiones de gases efecto invernadero en un 50% para 2050.

Aquí se abren grandes oportunidades para la industria marítima puesto que habrá que mejorar la eficiencia energética, contar con fuentes de energías renovables, combustibles con bajo contenido en carbón y tecnologías para reducir el escape de emisiones.