El rol de empleadores ante la vacunación contra la Covid-19

Desde el inicio de la pandemia, científicos de todas partes del mundo unieron esfuerzos, con el apoyo de los gobiernos, para el desarrollo de vacunas efectivas contra el virus del Covid-19. En el caso de Estados Unidos, las vacunas llegaron en diciembre pasado, como el tan esperado regalo de Navidad. La Administración Federal de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó para uso de emergencia dos vacunas desarrolladas por dos farmacéuticas: Pfizer/BioNTech y Moderna. Ambas vacunas fueron desarrolladas con una tecnología conocida como ARN, mensajero que se ha estudiado desde hace décadas, pero que no fue sino hasta la necesidad presentada por la pandemia que se le invirtieron mayores recursos económicos y humanos para producir vacunas con esta tecnología. Los estudios clínicos demostraron que éstas vacunas tienen una efectividad de más de 90% luego de una a dos semanas de recibir la segunda dosis. Eso son noticias alentadoras en medio de la pandemia.
Sin embargo, la llegada de una vacuna por sí sola no es suficiente para el retorno a la normalidad. Según el reporte de Oliver Wyman, Navigating the Long Haul to Normalcy, la clave para regresar a la normalidad es la inmunidad de grupo, y determinar qué es necesario para lograr esa inmunidad dependerá de la cantidad de casos de infección natural, combinado con la inmunidad que provea la vacunación. Entre los retos principales a los que nos enfrentamos con la vacunación son:
- Capacidad de producción y distribución de la vacuna
- Aceptación de la vacuna por la población general
- Tiempo que dure la inmunidad de la vacuna
- Surgimiento de nuevas variantes del virus
- Consideraciones legales sobre vacunación mandatoria
En relación a la capacidad de producción y distribución de la vacuna, ya ha habido algunos traspiés. La producción por las compañías farmacéuticas ha sido menor a lo contemplado originalmente, lo cual ha reducido la cantidad de vacunas esperadas. La falta de un plan adecuado de distribución (debido a las controversias políticas generadas en torno a este tema en Estados Unidos) y la complejidad en el manejo de la vacuna (particularmente la de Pfizer, que requiere un equipo especial de refrigeración), se suman a los retos.
Otro desafío significativo es la aceptación de la vacuna en la población general. Según el estudio A global survey of potential acceptance of a COVID-19 vaccine, publicado por Nature Medicine, en el que participaron alrededor de 13,000 personas de 19 países, 71.5% de los encuestados reportaron que aceptarían la vacuna para el COVID-19 con una alta o alguna probabilidad, y el 48.1% reportó que aceptaría la recomendación de vacunarse por parte de su empleador. Sin embargo, cuando se revisan los resultados de Estados Unidos, la aceptación es menor. Según varios estudios llevados a cabo en el 2020, la aceptación ronda entre el 15% y 67%, siendo las comunidades de latinos y afroamericanos, que han sido las más afectadas por la pandemia, las que menor aceptación y confianza en la vacunación presentan.
Por otro lado, son más las interrogantes que respuestas sobre la inmunidad que proporcionará la vacuna. Hasta que no tengamos más tiempo de experiencia entre la población vacunada, los expertos no pueden emitir conclusiones sobre si se necesitarán refuerzos o en cuanto tiempo. Según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), hasta ahora los estudios sugieren que los anticuerpos generados a través de la vacunación reconocen las nuevas variantes del virus. Sin embargo, se están llevando a cabo más estudios, ya que es posible que existan variantes para las que las vacunas existentes provean menor protección y sea necesario el desarrollo de nuevas vacunas.
Aunque existe precedente legal sobre vacunación mandatoria en Estados Unidos, fundamentadas en el bien común sobre el derecho individual, y existen leyes estatales que requieren la vacunación con el fin de proteger la salud y seguridad de los ciudadanos, todavía no está tan claro cómo sería el escenario en el caso de la vacuna contra la Covid-19. Especialmente cuando la vacuna todavía no está accesible para toda la población, y la autorización por la FDA ha sido una de emergencia. De todos modos, cualquier mandato de vacunación, ya sea por autoridades estatales para la población general o por los empleadores, debe ser razonable, aplicada de manera no discriminatoria y que cumpla con las leyes de protección laboral anti-discriminación.
A pesar de los retos antes presentados, los empleadores tienen un deber indelegable de mantener la salud y la seguridad de sus empleados. Entonces, ¿cuál debe ser el rol de los empleadores ante este escenario?
- Establecer una estrategia de vacunación para la empresa, y determinar el alcance del apoyo que proveerá a los empleados (por ejemplo, tiempo libre para ir a vacunarse, incentivos, entre otros).
- Mantener a los empleados informados sobre el proceso de vacunación, según lo establecido por el gobierno.
- Recoger la intención de vacunarse y la receptividad de los empleados que sirva para el desarrollo de campañas de comunicación.
- Compartir información de vacunación de fuentes confiables.
- Mantenerse al tanto de los cambios en el proceso de vacunación, y cómo el rol del empleador puede cambiar según las vacunas se hagan más accesibles.
- Consultar con su área de cumplimiento y/o legal cualquier determinación sobre vacunación mandatoria.
- Continuar los esfuerzos de educación y mantenimiento de las medidas preventivas, así como identificar las necesidades particulares de los empleados con las nuevas modalidades de trabajo.
El apoyo de los empleadores a su fuerza laboral en el proceso de vacunación es fundamental en el rol que todos tenemos desde nuestros espacios en detener el progreso de la pandemia.